viernes, 12 de junio de 2009

"HEGEMONÍA" según GRAMSCI


Aún no finaliza el Master de Comunicación Social. Queda, entre otras cosas, la presentación del trabajo sobre Economía Política y el estudio de los Medios de Prensa Alternativos. La investigación de fuentes de información se nutre de varios autores. En una tesis de José Martínez Terreno de las Teorías de la Comunicación encontré una interesante explicación de uno de los cuatro conceptos clave de los Estudios Culturales : ‘hegemonía’.
Según Gramsci, "hegemonía" y que él relaciona con el concepto de ‘cultura popular’ (Sorice, 2005: 135). Entre las posiciones extremas y opuestas de la Escuela de Frankfurt y de la teoría liberal, Gramsci (Gramsci, 1968; McQuail, 1994: 99; Fiske, 1987: 40) desde su cárcel en la Italia fascista sugirió el concepto de ‘hegemonía’ como una alternativa para explicar la situación social. Según él la hegemonía manda, no por poder coercitivo económico o político, sino a través de un discurso de significados con el que logra un consenso libre y cómplice.

Gramsci definió la hegemonía como ideología gobernante. Él vio que los marginados aceptaban el ‘statu quo’ no por coerción, sino por el consentimiento (Real, 1996: 29). Casi todos los autores a partir de Hall, reconocen la intuición y originalidad de Gramsci (1968, 1971). Hegemonía es un conjunto de ideas dominantes presentes en la sociedad, pero a las que la gente da un consentimiento aparentemente natural. Este concepto de ‘hegemonía’ ayuda a entender qué es ‘cultura popular’. La cultura popular es fruto de mediaciones, intercambios, resistencias y asimilaciones en la cultura dominante (Sorice, 2005: 136) Esto significa que los medios masivos no reflejan su consenso, sino que participan en su construcción, y esto de una forma autónoma y libre (Gramsci, 1971). No se trata simplemente de manipular. Tampoco se trata de empeños ideológicos, sino que hay un liderazgo cultural, que logra el consenso de los grupos y de las clases subordinadas (Hall, 1982: 85; cfr. Sorice, 2005: 137). Éstas dejan hacer a los intelectuales, que son los ‘empleados’ de las clases dominantes en previsión de momentos de crisis (Gramsci, 1991: 9; cfr. Sorice, 2005: 136). La sabiduría popular lo dice: “Mejor es malo conocido que bueno por conocer”.

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